CONTROL DE LECTURA 2
Samanta Pérez Arévalo
Políticas científicas y tecnológicas: guerras, ética y participación pública.
León Olivé
En este texto el autor nos presenta el concepto de “tecnociencia”, que se reduce a la ciencia que se desarrolla con el fin de crear nuevas tecnologías. Con ello muestra una visión de pros y contras de la llamada tecnociencia, más contras que pros. Y con esto nos cuestiona si realmente la ciencia y la tecnología han contribuido al progreso de las sociedades humanas, ya que las decisiones de las políticas científicas y tecnológicas se encuentran en manos de pocos y en realidad nosotros no decidimos por lo que convendría que se ampliara la participación pública en estas cuestiones para poder tomar decisiones más unilaterales que pudieran ver por el beneficio de más, y no sólo eso, también preservar el planeta y a nosotros mismos.
Se habla de los conceptos tanto de eficiencia como de eficacia. La eficiencia de un sistema se define como el grado de ajuste entre los fines deseados y los resultados obtenidos cuando se ha operado, es decir, si todos los fines deseados se cumplen en el conjunto de resultados y no hay consecuencias imprevistas, se dice que el sistema es eficiente. Por otra parte, si se obtienen todos los fines buscados (aunque haya otros resultados no intencionales) se dice que el sistema es máximamente eficaz o efectivo. Esto surge ya que actualmente se vive una crisis de resultados adversos ocasionados por no haber desarrollado políticas públicas adecuadas en la ciencia y en las tecnologías, un ejemplo de esto es el aceleramiento del cambio climático.
El autor nos propone que debería haber más participación por parte de los ciudadanos en las políticas científicas y tecnológicas, ya que la toma de decisiones está en las manos de muy pocas personas y por lo mismo se han presentado ciertas problemáticas.
Filosofía para un fin de época
Luis Villoro
En este texto el autor nos presenta la definición de época, figura del mundo y filosofía; con base en esto desarrolla los conceptos de sujeto y razón y su transmutación de la época moderna a la actualidad, ya que hoy en día vivimos un giro en nuestras creencias básicas, lo cual supone que la figura del mundo está cambiando.
En el pensamiento moderno el hombre es visto como un sujeto autónomo, abierto al mundo para transformarlo según sus proyectos y su trabajo. El hombre es la fuente de sentido de todas las cosas.
La modernidad considera una razón totalizadora porque se ejerce por igual en todos los órdenes del ser, es compartida por todos los sujetos; todo debe estar sujeto a las condiciones marcadas por la razón.
La época moderna, que comienza durante el Renacimiento, considera que volver al mundo racional no sólo es comprenderlo y explicarlo, también es transformarlo. La ciencia se convierte en el paradigma de todo conocimiento cierto, el llamado cientificismo. La modernidad utiliza la razón como objeto de organización social, la concepción de la sociedad como un orden sujeto a las reglas que el hombre puede conocer y dominar. Predomina la idea de progreso.
Sin embargo las ideas básicas de la modernidad entraron en crisis debido a dos fracasos dramáticos: la destrucción del equilibrio ecológico y el derrumbe de los órdenes sociales; con lo cual se desarrollan dos respuestas opuestas, la actitud del desencanto (asumir la crisis como final, resignación de que la modernidad ha terminado, conformismo) y la actitud del renuevo (buscar los anuncios de lo que podría ser una nueva época).
El desencanto presenta dos caras, la primera expresa un principio de tolerancia y la segunda renuncia a dar a la vida un sentido objetivo, ya que renuncia a la razón totalizadora y considera el relativismo como una nueva respuesta, el cual se puede llevar al extremo y llevarnos a la segunda cara del desencanto, “todo vale igual”. De igual forma el contextualismo es otra respuesta al desencanto, que indica la “preferencia por lo pequeño”, el desinterés por los temas universales y explicaciones globales. Lo cual conduce a pensar de manera desesperanzada y escéptica, lo cual anuncia un fin de época. Llega el postmodernismo, que es la negación a la modernidad, con lo cual deja un vacío en su lugar, de allí surge el retorno a nacionalismos intolerantes, racismo, impulsos irracionales reprimidos, etc.
El desencanto de la modernidad aparece en las sociedades desarrolladas, nosotros mexicanos, entramos a la modernidad justo cuando los países modernos comienzan a no creer en ella. El autor nos presenta la posibilidad de mejorar como sociedad dado que de antemano ya conocemos el fin de la historia, con lo cual podemos prevenir los resultados, cobrar consciencia y renovar nuestro pensamiento, para así sacar a nuestro país de la irracionalidad y el atraso.
Por último se prevé que una de las ideas centrales de la nueva visión del mundo será el descubrimiento de distintas formas de racionalidad valorativa en religión, moral, arte y política; con ello el cambio de las relaciones entre el hombre y la sociedad y el hombre y la naturaleza, dado por el cambio de los conceptos centrales de sujeto y razón. El rostro de la época advenediza será el que nosotros mismos proyectemos.