Dice León Olivé que esa frase fue acuñada por B. Russell, y lo dice en su libro
El bien, el mal y la razón: facetas de la ciencia y de la tecnología. Recomiendo echarle un
ojo cuidadoso por lo menos al índice y a la primera parte, donde se discute la pregunta "¿qué es la ciencia?" Todo el libro, que apenas estoy revisando, me parece que podría considerarse en la sintonía de nuestro seminario, ¿o no?
Y claro, de la forma en que se responda a dicha pregunta se pueden extraer consecuencias prácticas de cómo proceder ante los problemas y deficiencias educativas, formativas, de desarrollo profesional, empleo, estudios de posgrado, etc. Por ejemplo, la nota que posteo
Nananci sobre incrementar el gasto en ciencia, a partir de una declaración de la AMC, plantea reestructurar e invertir más, pero creo que no dice cómo, o al menos no en una escala en la que podamos intervenir.
Una idea que hemos intentado insistir es sobre la crítica a la forma en que funciona la educación científica; pero quisiéramos ir más allá.
Una idea: en algún momento se han dado en generar los llamados "observatorios ciudadanos" de educación, ambientales, etc. con la finalidad de generar participación pública y ciudadana sobre los asuntos que atañen a todos (se supone, desde luego, participación democrática, equidad, etc.) Creo que habría que "forzar" la metáfora y empujar para implantar "laboratorios" -ya no sólo observatorios- donde se pueda "hacer experimentos"... Creo que sus propuestas están entonadas hacia allá (las que se han planteado en vivo y las tres que están en el blog).
LALO
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